Ninguno de los dos podía creerlo: se subió a un taxi y se llevó una emocionante sorpresa

Andrea decidió visitar Buenos Aires y lo que parecía ser otro día mas en su vida, por una casualidad, se convirtió en uno de los mas emotivos de su vida.

Nacionales08/10/2023NicolásNicolás
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El encuentro mas inesperado

FRENTE A FRENTE.-Andrea, una mujer de 33 años, jujeña y maestra rural, aprovechó el fin de semana largo en su provincia para visitar Buenos Aires y ser parte de un encuentro en apoyo a los pueblos originarios sin embargo no estaba preparada para la historia emocionante que hoy puede compartir.

“Caminaba por Plaza Lavalle, el lugar en el que permanecían los representantes del Tercer Malón por la Paz, y me perdí. Me dio un poco de miedo porque estaba sola, así que intenté frenar un taxi para volver a sentirme segura y llegar bien”, explicó.

Pensó en utilizar alguna aplicación al ver que los taxis pasaban ocupados, pero antes de quitar el celular de su bolsillo notó que uno circulaba con la señal encendida.

“Ese paró. Me subí, saludé al chofer y él se dio vuelta para hacer lo mismo y preguntarme dónde iba. Al verlo, observé su rostro y noté la misma mirada de mi abuela. Era igual. Ahí me acordé que ella me había contado que tenía un hermano taxista, pero imaginé que tanta coincidencia no podía ser”, expresó.

Entonces leyó el nombre del conductor en la ficha que se exhibe detrás del respaldo del asiento del acompañante.

“Cuando vi su identificación tenía el mismo apellido. Decidí romper el hielo y decirle que creía que él era hermano de mi abuela Delia. Se asombró y solo sonrió, creo que pensó que estaba loca”, contó Andrea.

Y agregó: “La nombré a ella y le mencioné a mis tíos. Efectivamente era él, mi tío abuelo llevándome en un taxi de casualidad. Ninguno de los dos podía creerlo”.

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Luego del viaje, ambos se sacaron una foto y ella llamó a su abuela para contarle lo sucedido: “Lloró de emoción, estaba muy feliz. Ellos se criaron en Corrientes y después mi abuela, cuando conoció a mi abuelo, se fue a vivir a Jujuy. En cambio su hermano, Alfredo, se mudó a Buenos Aires”.

“Aún hoy me sorprende que en una provincia tan grande, con tantos taxis, yo me suba a un auto manejado por el hermano de mi abuela, a quien no conocía. Para mí fue más que una coincidencia. Soy muy creyente y sé que Dios quiso que nos encontremos. Aún no puedo creer lo que pasó. Fue un momento único e inolvidable”, terminó su tan emocionante anécdota.

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